EL COLOR EN DORMITORIOS JUVENILES E INFANTILES

Elegir el color más adecuado no siempre es fácil. Es uno de los elementos que más influye, no sólo en el ánimo de nuestros hijos sino también en el aspecto estético del dormitorio. Diferentes estudios e investigaciones, elaboradas por centros de prestigio internacional, han confirmado que los colores influyen en nuestra personalidad.

Hay tonalidades que recuerdan a personas, olores o situaciones concretas. Otros colores están asociados a momentos inolvidables, o por el contrario, a situaciones desagradables. Sea como sea, lo cierto es que el color es más importante en nuestro día a día de lo que creemos. Pero, ¿cómo elegir la tonalidad adecuada para tu habitación juvenil o infantil?

Uno de los aspectos más importantes a considerar es el espacio disponible. En función a esto te recomendamos escoger un colorido u otro. Por ejemplo, si el dormitorio es muy pequeño deberías evitar los colores oscuros como algunos azules, verdes y marrones. Los colores luminosos y neutros (blanco, beige, marfil, garbanzo, calabaza, amarillo limón o gris perla) generan sensación de espacio.

Si la estancia tiene amplias dimensiones puedes escoger colores muy vivos como el magenta, rosa buganvilla, verde pistacho o naranja vitamina. Otra opción consiste en alternar colores fuertes y neutros creando dormitorios juveniles e infantiles llenos de contraste.

También podemos poner papel pintado o vinilos. A la hora de elegir una pared para acentuar, deberías elegir una que no vaya a estar a la vista principal siempre (como la que está detrás de la cama o del escritorio) o alguna de los laterales. Las paredes más pequeñas son perfectas para ello.

Además de la pintura, el colorido de los muebles y de los accesorios decorativos determinará la menor o mayor sensación de amplitud en los dormitorios juveniles e infantiles. Por ejemplo, el mobiliario en madera de haya, roble, abedul o pino aporta esa sensación de calidez a diferencia de otro tipo de madera más oscura como wengue, nogal o palisandro.

Los muebles en laca blanca o beige reflejan luz, y además, crean un efecto óptico de estancias grandes. En cambio, los tonos medios y oscuros (incluyendo toda la escala de grises, azules oscuros y negro) generan una impresión de reducción de espacios. Una buena solución consiste en mezclar tonalidades frías y cálidas que ayuden a crear sutiles pinceladas de color. Como ves, hay todo un mundo de posibilidades. Colores envolventes, combinaciones luminosas, pinturas decorativas que convertirán el dormitorio de tus hijos en su particular refugio. Existen tantas opciones como idea tengas. Escoge pensando en tu gusto y en el de tus hijos y verás cómo el resultado habrá merecido la pena.

Un último consejo: siempre que puedas opta por pinturas ecológicas con bases acuosas. De esta forma, no solo estarás contribuyendo a no deteriorar el medio ambiente, sino que tus hijos crecerán en un ambiente más puro.

16/04/2020